Eliminar notas hasta cuarto año básico: proyecto se discute en sala del Senado.

La Comisión de Educación del Senado aprobó en general, el 4 de septiembre de 2019, el proyecto (boletín 11.992) del senador Jaime Quintana (PPD) que propone eliminar las notas numéricas en los primeros cuatro años de escolaridad, hasta 4° básico, y que se usen sólo criterios cualitativos.

La iniciativa indica que los colegios tendrán cuatro años para “llevar a cabo un proceso de reflexión y preparación de sus integrantes para fomentar la incorporación y adopción de criterios cualitativos en los procesos de evaluación de sus alumnos de forma gradual, que sustituyan a la evaluación tradicional en base a una escala numérica de notas”.

La propuesta del senador Quintana, que también es patrocinada por Yasna Provoste (DC), Francisco Chahuán (RN) y Manuel José Ossandón (RN), plantea que este cambio de enfoque “permitiría detectar los distintos ritmos de aprendizajes que tienen los estudiantes y proporcionaría elementos fundamentales para reforzar las áreas que para ellos representa mayor complejidad”.

Entre las razones dadas por el parlamentario para eliminar las notas está que “entre los 6 y 9 años las notas producen frustración, baja autoestima y segmentación entre compañeros de curso”. Además, Chile figura como uno de los diez países en los que más “Ritalín” se receta entre menores.

El presidente del Senado además explicó: “Chile es uno de los países con mayores índices de medicación de menores y el agobio escolar contribuye a esa realidad. En educación preescolar el niño aprende en base al juego, pero llega a 1° básico y experimenta un cambio demasiado brusco al verse obligado a competir por una nota. Está demostrado que eso, independientemente de los resultados, genera frustración en el menor”.

También dijo que “es cierto que el sistema hoy día permite cierta flexibilidad” a los colegios en sus evaluaciones, pero “al no existir una norma marco, lo que ocurre es que sólo algunos niños, generalmente de familias con recursos, pueden acceder a colegios con sistemas de evaluación cualitativos que mejoran sus aprendizajes” y lo que pretenden es que “todos los niños tengan un sistema de evaluación integral que beneficie su desarrollo cognitivo”.

Normativa actual

Según el ministerio de Educación, la normativa (decreto 511 exento, artículo 7dice que las calificaciones deben ser numéricas del 1 al 7, hasta con un decimal, y que los colegios deben entregar, al término del año escolar, las notas finales expresadas en esa escala.

Pero la ministra del ramo, Marcela Cubillos, argumenta también que los colegios pueden implementar sus modelos de evaluación. “De qué manera eso se cuantifica, hay bastante libertad y autonomía para los proyectos educativos, pero no podemos dejar que los padres no tengan información sobre si sus hijos están o no aprendiendo”, planteó.

Opiniones de académicos

Patricio Abarca, director de la Escuela de Educación de la Universidad Mayor, se mostró a favor de la idea de eliminar las notas hasta Cuarto Básico. Al respecto, recalcó que “me parece una buena iniciativa. Lamentablemente las calificaciones numéricas se han transformado en un fin en sí mismo: los estudiantes estudian para aprobar, para obtener una buena nota, y no para aprender”.

Por su parte, Aldo Montenegro, académico de la Escuela de Educación de la Universidad Finis Terrae, cree que “un sistema basado en calificaciones, el cual funciona siempre al final de un proceso de aprendizaje, no sirve de nada. Es decir, poner en el centro de la gestión del aprendizaje la calificación, no tributa en nada al desarrollo de un verdadero aprendizaje. Por tanto, eliminar las calificaciones reorienta el sistema a mirar el proceso en favor del desarrollo de desempeños y no de simples cambios de conducta”.

A su vez, Lorena Medina, decana de la Facultad de Educación de la UC y vocera de los decanos de Educación del Consejo de Rectores (Cruch), aseguró que el proyecto es positivo, sin embargo, supone el desarrollo de la evaluación cualitativa desde la formación, “y no sé si hay profesores que egresan de las universidades preparados para generar instrumentos cualitativos”.

La misma opinión tiene Mariana Oyarzún, directora de Pedagogía en Educación Básica de la Universidad San Sebastián. “Se pueden ocupar otros instrumentos de evaluación, como una lista de cotejo, una escala de apreciación, pero si eso se traduce en notas, no hay cambios. Tiene que haber un cambio cultural”, planteó.

Además, la investigadora de Política Educativa de Educación 2020, María Angélica Mena, manifestó que “la nota prácticamente llega a anular el valor del aprendizaje por sí solo. De hecho, los adultos muchas veces caemos en preguntarles a los estudiantes ‘¿qué nota te sacaste?’, en vez de preguntarles ‘¿qué estás aprendiendo?’ o ‘¿qué te ha interesado?’”

En complemento, la académica del Departamento de Estudios Pedagógicos de la Universidad de Chile, María Teresa Flores, explicó que “al tener referentes de naturaleza cuantitativa, se genera una lógica de valor de cambio, donde la motivación del estudiante ya no es motivación intrínseca, sino que está motivado por obtener la nota”. “Hay muchos profesores que te dicen que a los chiquillos si no se les promete una nota o una décima no hacen nada. Por lo tanto, la motivación o el foco no está en el aprendizaje, sino en qué se obtiene”, señaló.

Una visión diferente tiene Magdalena Vergara, directora ejecutiva Acción Educar. “El proyecto reduce la discusión a la manera de calificar de las escuelas, siendo que un cambio de un sistema (de evaluación) numérico a uno cualitativo no necesariamente va a significar una mejora ni solucionar el agobio”.

La experiencia del Liceo Manuel de Salas de Santiago

El año 2017 el Liceo Manuel de Salas comenzó a evaluar a niños de primero básico mediante un sistema cualitativo, es decir, sin notas. El 2018 sumaron a esta modalidad a alumnos de segundo básico y este año se incluyó al nivel siguiente.

La experiencia ha sido positiva dentro del establecimiento, aseguró la jefa de UTP, María Correa. “Esta metodología permite descomprimir la presión que tienen los niños con las notas, que implican competitividad, estigmatización y demasiado interés por obtener un número más que por aprender”, destaca Correa.

La docente agregó que cambiar la mirada no concentrando las evaluaciones en las notas genera otros beneficios: “Los niños vienen gustosos a aprender, ninguna asignatura les resulta desmotivante ni difícil e, incluso, para ellos es entretenido”.

El Liceo Manuel de Salas proyecta usar este sistema hasta sexto básico. “A esa edad los niños han adquirido madurez, capacidad para preguntar, habilidad para buscar información con sus profesores respecto de lo que les falta para aprender y están preparados para que el uso de las notas no se transforme en un elemento de estrés”, explicó Correa.
 

Leer también: